Tonnellerie Saury cumple estrictos criterios de control para garantizar una calidad y un saber hacer constantes.
et un savoir-faire constants.
Tras el secado, las duelas se clasifican según el tipo de grano antes de entrar en la tonelería.
Consiste en dar forma a la parte curva del exterior de la duela.
Es la forma cónica que se da a la duela.
Se ahueca el interior de la duela para quitarle grosor y facilitar así el curvado de la barrica.
Se cepilla la superficie de las duelas para dar la inclinación de las juntas.
La flexibilidad de las duelas permite ensamblarlas en forma de campana con ayuda de un aro utilizando el principio del pretensado.
Este pretensado, calculado en función del límite elástico de la madera, es útil para la etapa siguiente: el domado.
Para llevar a cabo el proceso de tostado de formación tradicional, la barrica de roble Saury se doma tras ser colocada en forma de campana, utilizando un fuego de leña con humidificación superficial.
Esta delicadísima etapa pone en evidencia la pericia del tonelero.
Un estudio sobre el impacto del método de domado realizado por el laboratorio Exact en 2014 demostró una reducción del 49% de los elagitaninos tras el domado tradicional; las barricas tradicionales aportarán estructura, densidad y profundidad a los vinos.
Desde el punto de vista del aroma, los vinos ganan en complejidad y elegancia.
Desarrollado por primera vez por Tonnellerie Saury en 2000, el proceso de inmersión consiste en introducir la barrica en forma de campana en un baño de agua a alta temperatura.
Tras la inmersión, la campana se doma y a continuación se aplica un tostado clásico (M, M+, Lumière) en función de las calidades requeridas. Durante la inmersión, el agua penetra en la madera, eliminando los taninos más duros.
Esta etapa revela las moléculas aromáticas presentes en el roble y desarrolladas durante el secado de las duelas.
Las barricas se colocan en braseros nuevos alimentados con recortes de roble procedentes del proceso de producción y se giran varias veces para obtener un tostado uniforme, sin que la llama llegue a entrar en contacto con la madera.
Se trata de una etapa crucial, durante la cual el roble revela sus cualidades organolépticas.
Se trata de la fase de mecanizado que da forma al chaflán, la paradura y el jable en cada extremo de la barrica, lo que permite encajar los fondos.
Una vez perforado el orificio, se «cauteriza» con un hierro caliente.
Esta última operación alisa las asperezas del orificio y garantiza su estanqueidad, una vez colocado el tapón.
Las piezas de los extremos se ensamblan mediante machihembrado.
El conjunto resultante se mecaniza para biselar el contorno de modo que encaje perfectamente en el jable de la barrica.
El tonelero aplica una junta de estanqueidad (una mezcla de harina y agua) en el jable.
A continuación, introduce sucesivamente cada fondo en el interior de la barrica con ayuda de un tirafondo, soltando previamente los aros de testa.
Antes de pasar a la fase de acabado, el tonelero prueba la estanqueidad de la barrica introduciéndola en agua e inyectándole aire a presión para simular la fermentación en la bodega.
Después de estas etapas, la barrica se vuelve a probar antes de pasar a la fase de acabado.
Acabados clásicos: aros galvanizados, grabado láser.
Acabados especiales: aros negros, aros de castaño, travesaño, grabado láser y logotipo del cliente.